Hola... sé que tu luz ya me había alumbrado antes,
no sé, si en otra estrella, no sé si en el mismo cielo,
tampoco recuerdo bien tus rizos, ni tus lacios...
tampoco recuerdo tu miel, ni tus fresas, ni vainilla o chocolate.
No recuerdo mucho, ni pretendo mucho más,
solo recuerdo el momento de hipnosis,
solo sé, que sé...
pues todo es apacible, es como soñar despierto,
es probar y degustar, seguro y placentero gozo.
Es renovar el pasado, es recobrar las piezas,
es tener 23 por siempre... y tu tal vez menos o más si te place,
eres el momento que puedo repetir mil vidas
y dos galaxias más, en todas las lluvias que deban caer.
Solo quiero decir lo que en otras realidades callé,
pues es grandioso cuando rompes las capas
y más cuando en ese corto viaje, te vuelves realidad.
En ese pequeño lapso vivo vidas perfectas,
momentos perpetuos, sonrisas espontaneas...
caricias punzantes, sabores delicados y el buqué en su punto exacto.
Allá eras mermelada y fruta de la temporada,
atención en ti y para ti...
el universo se queda corto ante tan exquisito platillo,
y en todas las dimensiones que lo quieras ubicar.
Eres como regresar a casa, después de cada viaje...
a mi propio y universal mundo,
puede que todo esto se vuelva divagar, pasear de un sitio a otro
sin decir algo coherente, como patear al viento,
pero si en algún momento haz sentido lo mismo,
todo tendrá el suficiente sentido, en su momento... y entonces volaras
a mi lado, y vivirás conmigo está hermosa locura.
By: Arturo H. Manríquez.
